Harry Potter y la Piedra Filosofal

Harry Potter y la piedra filosofal es el primer volumen de la afamada saga de novelas fantásticas que ha cautivado a millones de lectores en todo el mundo.

La historia comienza con un niño cualquiera que, en realidad, nunca fue cualquiera. Porque ¿qué puede haber más anodino que un armario bajo la escalera y, al mismo tiempo, más prometedor que un búho que trae una carta sellada con cera?

Harry, huérfano y relegado al papel de parásito incómodo en casa de sus tíos Dursley, descubre en su undécimo cumpleaños que la normalidad nunca estuvo hecha para él. El niño al que escondían como un secreto vergonzoso resulta ser mago, y no un mago cualquiera: alguien con un pasado impactante conocido por todos, excepto por el mismo.

En el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Harry conocerá a sus mejores amigos, Ron y Hermione, y se sumergirá en un mundo lleno de conjuros, aventuras y criaturas mágicas. Y, mientras todo huele a chocolate de Honeydukes y a pergaminos recién escritos, se cierne un enigma más oscuro: alguien acecha tras las sombras en busca de la Piedra Filosofal, objeto que promete la inmortalidad y que, como todo poder absoluto, seduce precisamente a quienes menos deberían tenerlo.

La trama, claro, no es solo una cacería de un artefacto mágico, sino un rito iniciático. Harry aprende que el coraje no consiste en no sentir miedo, sino en enfrentarlo, aunque tus manos tiemblen. Y así, el primer volumen de la saga no solo nos introduce en un mundo encantado, sino que nos recuerda, con la sencillez de un cuento y la densidad de un mito, que incluso en la fragilidad más pequeña puede latir una grandeza inesperada.

«La varita escoge al mago, recuérdalo… Creo que debemos esperar grandes cosas de ti, Harry Potter… Después de todo, El-que-no-debe-ser-nombrado hizo grandes cosas… Terribles, sí, pero grandiosas.»